Categoría: relato
España, febrero 2023
A veces buscamos la inspiración en cosas que suceden afuera y hoy más que inspirarme dejo un suspiro, un descanso, una presión en el pecho que sale con cada palabra que escribo.
La vida de mi familia, mi vida, ha estado marcada por despedidas, duelos y por lágrimas.
Recuerdo la vez que mi hermano a los 12 años llegó a la casa llorando, puedo asegurar que estaba casi hiperventilando. Daniel había perdido a su amigo CHEN, su vecino de origen Chino, a los 14 años.
Y desde ahí inician los recuerdos, de ahí, ese miedo a las llamadas nocturnas, ese temor de vernos y al otro día no, esa necesidad de despedirse de beso, abrazo y una sonrisa, porque ya no sabemos cuál será el último recuerdo.
Hay gente a la que le suceden cosas peores, o que jamás ha perdido a alguien, ni siquiera a los abuelos, hay gente como nosotros, que despierta una sensibilidad con la vida gracias, sí gracias, a las pérdidas.
Escribir más que un gusto ha sido un lugar de liberación, un sitio que deje recuerdo de quién era yo y de lo que sentía.
Escribí el día que mi primo preferido, pipe, falleció,
Escribí cuando se accidentó mi amiga del alma, Camila,
Escribí cuando cogí por última vez la mano de mi abuelo,
Escribí cuando a la distancia, con mi mamá en brazos y en medio de los nervios, escuchábamos que mi abuela ya no seguía respirando.
Escribí cuando vi llorar a mi papá al despedir a sus padres putativos, a sus maestros.
Escribí con un amor profundo y una rabia inigualable el día que mi prima me llamó a contarme que no había nada que hacer con el cáncer de mi tía.
Escribí el día que mi hermano volvió a perder a uno de sus mejores amigos de manera sorpresiva.
Escribí y oré el día que supe que mi prima se había estrellado con un poste y murió de manera inmediata .
Tal vez, mi mamá se haya hundido en la depresión porque no encontró maneras de salir de esos lugares oscuros, de cerrar tantos cajones y de no encontrarse ya en los abrazos.
Tal vez le faltó hacerle una dedicatoria a su hermano cuando se ahogó, al otro cuando se suicidó o a su papá cuando un día no volvió a despertar.
Entonces cómo pedirle a ella que no se ponga nostálgica con la vida, o como pedirme a mí que no suelte estos suspiros que se vuelven letras, cómo pedirnos a nosotros, a esta familia que sigamos viviendo como si nada pasara, si sabemos que vivir es ganar, porque sabemos mucho de perder.
Vivir y escribir para entender que somos infinitos y al mismo tiempo momentáneos. Por eso escribo.
Una Andrea Más Escribo

Comments